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Esta residencia fue una experiencia muy enriquecedora para todxs. Al llegar fuimos a colectar bambús frescos en las orillas del Paseo Santa Lucía –en el centro de la ciudad– y a conseguir material para construir las estructuras de bambús (llantas, ligas, etcétera).

 

En general dividimos los días en dos partes: por la mañana trabajamos con Mariana sobre las técnicas de suspensión capilar y por la tarde con César sobre las estructuras de bambú.

 

Mariana tiene varios años realizando suspensión capilar, una técnica que suele ser muy clásica. Sin embargo su práctica es bastante contemporánea, pues la ejecuta mezclando danza con suspensión. Es una práctica bastante dolorosa que puede ser arriesgada si se realiza de forma incorrecta.

 

Mariana y las chicas trabajaron sobre el peinado, la gestión del dolor, la relación entre el piso y la altura y entre la persona suspendida y sus compañeras que la suspenden.

 

Por la tarde trabajamos sobre la fabricación de estructuras triangulares de bambú sobre las cuales la compañía podía jugar, treparse y suspenderse por los cabellos. Estas nuevas perspectivas del material les permitirán ser mas móviles en la difusión de su obra, sin depender de árboles o teatros para colgarse. También serán puntos de partida para para futuros espectáculos.

 

El bambú es un material natural muy resistente y muy barato que se puede usar de muchas formas. El proyecto de César es difundir sus posibilidades y las investigaciones coreográficas y acrobáticas que ha realizado desde que trabaja con él. En un futuro quiere realizar un proyecto de creación con mujeres, así que acercarlo a la Compañía Becerro me pareció lógico y necesario; de esta maneara él pudo impregnarse de esa energía femenina, dinámica y joven.

 

Además de presentar su obra “La anza de las Driacondas” en el árbol del Potrero –que resultó cuando menos mágica por el escenario, la música en vivo y la energía de las chicas– aprovechamos para hacer una cesión de iniciación al highline por la tarde, en el cercano Mirador de La Virgen, con el apoyo de Octavio Garza Rosas. El highline es un deporte que se practica sobre una línea tensada entre dos montañas a gran altura. Sobre ella se pueden hacer figuras e intentar caminar. El Potrero Chico es un spot famoso para esta disciplina, incluso se organiza allí anualmente un encuentro con fama internacional. Fue una gran experiencia, con sensaciones muy fuertes y nuevas para mí.

 

Para el final de la residencia fuimos al Parque Fundidora y les propuse una clase de acrobacia china con manipulación de bambús, para explorar otras formas de usarlos. Mariana y yo también les dimos herramientas de producción para el desarrollo de su joven compañía.

 

Creo que esta residencia abrió bastantes perspectivas a las chicas y les proporcionó herramientas para seguir trabajando. También ayudó a crear conexiones entre artistas de varios rincones del país y a intercambiar pensamientos sobre nuestras prácticas artísticas.

 

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